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X.7 Supervisión de la calidad del agua

Los sistemas de agua potable deben supervisarse con frecuencia para: (1) controlar los procesos operativos y verificar la efectividad del tratamiento, y (2) supervisar el cumplimiento, con el fin de garantizar que el agua potable cumpla con los estándares reglamentarios y proteger la salud pública. Las inspecciones sanitarias frecuentes son fundamentales, y las listas de verificación sanitarias para los sistemas de suministro de agua pueden ser un elemento útil para supervisar la calidad del agua mediante una observación que les permita a los usuarios supervisar su propio suministro.

Los parámetros de supervisión

Contaminantes microbianos: Las bacterias patógenas, los virus y los parásitos que se originan del excremento animal y de los humanos causan enfermedades que se pueden transmitir por el agua. Estos microorganismos poseen características, transmisiones y destinos diversos y pueden causar efectos agudos y crónicos en la salud. El riesgo de contraer una enfermedad por estos organismos depende de la dosis y la virulencia del patógeno y de la función inmunitaria de la persona expuesta. Debido a que la detección directa de los patógenos es costosa y representa un desafío desde el punto de vista técnico, la verificación de la seguridad microbiana depende de organismos indicadores, como el Escherichia coli (E. coli) o coliformes termotolerantes. Los kits de análisis disponibles en la actualidad brindan resultados en cuanto a la presencia/ausencia (P/A), el número más probable (NMP) o la enumeración de colonias (en cantidad de unidades formadoras de colonias \[CFU]/100 ml) y suelen demorar hasta 24 horas en dar los resultados.

Desinfección con cloro: La desinfección con cloro es el tratamiento más común para destruir los microorganismos patogénicos en el agua potable y para proporcionar protección residual contra el nivel bajo de contaminación y el crecimiento de bacterias en el sistema. La efectividad de la cloración depende de la turbiedad del agua. Los niveles residuales de cloro deben controlarse con frecuencia, ya que las concentraciones pueden variar en poco tiempo. Los procedimientos de los análisis son relativamente económicos y sencillos. El indicador de DPD (N,N-dietil-p-fenilendiamina) es un análisis común en el que se utiliza un comparador y suele encontrarse en los comercios como un simple “analizador de piscinas”. En el análisis DPD se agrega un comprimido de un reactivo a la muestra de agua, y se compara el cambio en la intensidad del color con un gráfico de color estándar que determina la tasa de concentración del cloro. Las tiras reactivas también son fáciles de usar y son lo suficientemente precisas para realizar la verificación.

Contaminantes físicos y químicos: Los suministros de agua potable pueden contener una gran variedad de componentes químicos. La contaminación por productos químicos se puede dar de manera natural (por ejemplo, la contaminación geogénica con fluoruro o arsénico), originarse por las actividades humanas (industriales, residenciales y agrícolas) o derivar del mismo sistema de distribución de agua potable. Solo una pequeña cantidad de los productos químicos que se encuentran en los suministros de agua potable tienen un impacto negativo en la salud y, por lo general, después de una exposición prolongada. Los contaminantes químicos que se dan de manera natural y que generan los impactos en la salud más importantes son el arsénico, fluoruro, bario, boro, cromo, selenio y uranio. Los contaminantes químicos significativos que se generan por las actividades humanas o en el mismo sistema de agua incluyen plomo, pesticidas, nitrato, contaminantes orgánicos persistentes (COP), productos farmacéuticos y metales pesados. Los parámetros estéticos, como la turbiedad, el color, el olor y el sabor, no representan una preocupación para la salud, pero pueden influenciar en gran medida la aprobación de los usuarios con respecto al suministro de agua. La turbiedad, en particular, puede afectar de manera negativa la eficacia de tratamientos como la cloración. Debido a la sensibilidad del análisis y los requisitos de intervalos de supervisión menos frecuentes, los componentes químicos suelen analizarse en laboratorios. Los kits para análisis en campo pueden ser de gran utilidad en regiones en las que se conoce o se supone la existencia de peligros y en las que no se puede acceder con facilidad a laboratorios. Es probable que los profesionales del sector hídrico local conozcan los principales riesgos químicos en el agua potable local, por lo que es importante recurrir a esa experiencia para priorizar los componentes químicos que preocupan y desarrollar un programa de supervisión eficiente de los recursos. En la Tabla 3 se presenta un resumen de los componentes químicos comunes que se encuentran en el agua potable, con ejemplos sobre métodos de análisis en laboratorios y de campo.

Inspecciones del sistema: Además de la supervisión de la calidad del agua, también deben realizarse inspecciones de todo el sistema y debe evaluarse la eficacia de las medidas para proteger la fuente, la integridad estructural de la toma, el estado operativo de los dispositivos de tratamiento y las lecturas de la presión en toda la red de distribución. La detección de pérdidas y las reparaciones reducirán el riesgo de infiltración y reflujo. Mediante las inspecciones frecuentes también se pueden identificar los problemas de higiene cerca de los grifos de recolección que exigen la capacitación y la toma de conciencia entre las personas que consumen el agua.

Sustancia física, química, biológica o radiológica que se encuentra en el agua, puede presentarse de manera natural o por acción del hombre, y puede afectar la salud pública si se encuentra en niveles superiores a los estándares de seguridad del agua.Eliminación de los microorganismos patógenos mediante la inactivación (por ejemplo, con agentes químicos, radiación o calor) o por el proceso de separación física (por ejemplo, membranas).

Estrategia para la supervisión operativa

Frecuencia en la toma de muestras: La frecuencia de la supervisión debe ajustarse a la variabilidad prevista de cada uno de los parámetros de la calidad del agua. Las variaciones a corto y largo plazo, como el desgaste del equipo (años), la estacionalidad (meses), el uso de productos químicos (semanas), los ciclos de filtración (días), los fenómenos meteorológicos (horas) y el control del proceso (minutos), todas afectan la calidad y la cantidad de agua. Por ejemplo, los niveles de turbiedad pueden cambiar con rapidez después de la lluvia o de la implementación de nuevos procesos de tratamiento, como la sedimentación o la filtración. En especial, en los suministros con entubado intermitente, es posible que la calidad microbiana se deteriore con rapidez y en varios órdenes de magnitud si se ve afectada por la intrusión, el reflujo o las biopelículas, los depósitos sueltos y el crecimiento microbiano. Los contaminantes geogénicos, como el arsénico y el fluoruro, suelen variar solo de manera gradual, aunque los niveles de agua subterránea que fluctúan debido a las variaciones estacionales o a la abstracción pueden mover los contaminantes. En la mayoría de los parámetros de calidad del agua, se presentan demoras entre los intervalos de la toma de las muestras y, entre el tiempo de la toma de la muestra y los resultados de los análisis. Estas demoras pueden obstaculizar la implementación oportuna de las intervenciones, lo que puede exponer a los consumidores a riesgos para la salud debido a la mala calidad del agua. Los enfoques como los planes de seguridad del agua y las inspecciones sanitarias tratan de abordar este asunto al concentrarse en la prevención de problemas y al identificar los problemas antes de que afecten la calidad del agua (véase X.8).

Infraestructura de apoyo: Además de la frecuencia en la toma de muestras, como parte de la estrategia de supervisión eficiente se debe considerar el almacenamiento y transporte de las muestras, el análisis de datos, los resultados de la interpretación y el apoyo para las medidas correctivas. Por lo general, los suministros de agua centralizados deberán cumplir con los requisitos legales y los procedimientos operativos estándar para su supervisión. Además, los análisis deberán realizarse en laboratorios acreditados que proporcionen resultados confiables. Los parámetros operativos pueden determinarse con sensores en línea o dentro de un laboratorio en el sitio. La rehabilitación del sistema de supervisión de la calidad del agua debería ser uno de los objetivos durante una emergencia. En los sistemas de suministro de agua de emergencia, al igual que en los sistemas a escala rural o de la comunidad, la frecuencia y el alcance de la supervisión de la calidad del agua suelen definirse a través de factores como el acceso a las rutas, la cadena de suministro de materiales y la disponibilidad del personal técnico capacitado. Por lo tanto, un programa de supervisión sustentable y eficiente depende del contexto y debe adaptarse a las condiciones locales, en vez de copiar los protocolos estándar de otra localidad. Los enfoques acerca de la mitigación y evaluación de riesgos, como los que se describen en el manual Plan de Seguridad del Agua (WSP, por sus siglas en inglés) de la OMS, brindan un marco sistemático que permite diseñar programas de supervisión específicos para una localidad. El enfoque del WSP también abarca la organización de los informes, su interpretación y medidas correctivas sobre los datos de la supervisión (véase X.8).

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